«Se recostó sobre la alfombra y miró al techo pálido, respiró profundo y cerró los ojos, después de unos minutos subió sus manos cerca a su cuello y justo en la mitad tomó la herida que le hicieron y la abrió más… Fue rasgando la piel hasta llegar al estómago y ahora con las vísceras expuestas comenzó a sacarlo poco a poco de sí, nadie sabía que estaba a punto de morir, sin lamento alguno después de un largo rato, sacó lo último que quedaba y se quedó allí sin parpadear, ¿Han escuchado eso que dicen que después de tanto dolor ya no duele nada? Pues ella lo sentía todo ahora solo que no podía emitir sonidos. Tal vez morirá, tal vez la herida cerrará, pero por hoy tal vez duela tanto hasta que ya no sienta más.»


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